Arquitectura

Escultura cinética La arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del siglo XX, puede ser entendida, desde las perspectivas denominadas postestructuralistas o postmodernas, como una reacción a las propuestas del movimiento moderno: Unas veces los arquitectos actuales releen los valores modernos y proponen nuevas concepciones estéticas (lo que eventualmente se caracterizará como una actitud llamada arquitectura neomoderna); otras proponen proyectos de mundo radicalmente nuevos, presentados (ellos mismos o su interpretación, que, al igual que en las demás manifestaciones del arte contemporáneo, ha pasado a ser tan importante como la propia obra o incluso más trascendente que esta) como paradigmas antimodernos, o que superan, critican o desprecian consciente o inconscientemente los dogmas de la modernidad. Cuando no, se presentan como relecturas u homenajes a las formas arquitectónicas tradicionales, incluyendo en ellas las de la propia modernidad.


En los años cincuenta aparecen arquitectos influidos por Le Corbusier que interpretan la obra arquitectónica como un objeto escultórico: Pier Luigi Nervi y Gio Ponti (Torre Pirelli, Milán, 1955-1959), Félix Candela, Jorn Utzon (Ópera de Sídney, 1957), Eero Saarinen (Terminal aérea de TWA, Aeropuerto Kennedy, Nueva York), Kenzō Tange (piscina olímpica de Tokio, 1964). Simultáneamente, el nuevo brutalismo (Peter Smithson, Escuela de Hunstanton; Louis Kahn Palacio de la Asamblea de Dacca) desde 1954 exaltó la capacidad expresiva de los materiales, dejando a la vista acero, ladrillo y tuberías, mientras que Alvar Aalto o Vittorio Gregotti realizan sus propias propuestas y Lúcio Costa y Oscar Niemeyer desarrollan la nueva ciudad de Brasilia (1956-1960). Los años sesenta vieron aparecer el metabolismo japonés (Kenzō Tange), y en España, la obra de Sáenz de Oiza (Torres Blancas, 1965), César Manrique y Ricardo Bofill.10
Las primeras reacciones negativas a lo que percibían como excesiva dogmatización propuesta por la arquitectura moderna de la primera mitad del siglo XX, surgieron, de una forma sistémica y rigurosa, alrededor de la década de 1970, teniendo en nombres como Aldo Rossi y Robert Venturi sus principales exponentes (aunque teóricos cómo Jane Jacobs hayan promovido críticas intensas, aunque aisladas, a la visión de mundo del Movimiento Moderno ya en los años 50, especialmente en el campo del urbanismo). La crítica antimoderna, que en un primer momento se restringió a especulaciones académicas de orden teórico, inmediatamente ganó experiencia práctica. Estos primeros proyectos están conectados de forma general a la idea de la revitalización del "referente histórico", colocando explícitamente en jaque los valores antihistoricistas del Movimiento.



Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su total deconstrucción. A partir de estudios influidos especialmente por esa corrientes filosófica, se definió el estilo arquitectónico conocido como deconstructivismo. A pesar de ser muy criticada, esta línea de pensamiento estético se mantuvo en los estudios teóricos y en la década de 1990, demostrando cierta capacidad de seducción del gran público, que lo recibió como arquitectura de vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están conectados a este movimiento. El norteamericano Frank Gehry, que a veces es clasificado como deconstructivista, ha sido criticado por los propios miembros de ese movimiento. Otras propuestas de arquitectura actual no suelen recibir esa etiqueta, como las de los españoles Rafael Moneo (Museo Nacional de Arte Romano, Mérida, 1980-86) y Santiago Calatrava, o las del norteamericano Richard Meier (caracterizadas por el uso del blanco y el aprovechamiento de la luz). A pesar de las tentativas de clasificar las corrientes de la producción arquitectónica más contemporánea, no hay de hecho aún una clasificación universalmente compartida de "movimientos" o "escuelas" que agrupen sistemáticamente a obras y arquitectos de todo el mundo.

Diseño gráfico

Segundas vanguardias

La reacción a la cada vez mayor sobriedad del diseño gráfico fue lenta pero inexorable. Los orígenes de las tipografías postmodernas se remontan al movimiento humanista de los años cincuenta. En este grupo destaca Hermann Zapf, que diseñó dos tipografías hoy omnipresentes Palatino (1948) y Óptima (1952). Difuminando la línea entre las tipografías con serifa y las de palo seco y reintroduciendo las líneas orgánicas en las letras, estos diseños sirvieron más para ratificar el movimiento moderno que para rebelarse contra él.
Un hito importante fue la publicación del Manifiesto lo primero es lo primero (1964), que era una llamada a una forma más radical de diseño gráfico, criticando la idea del diseño en serie, carente de valor. Tuvo una influencia masiva en toda una nueva generación de diseñadores gráficos, contribuyendo a la aparición de publicaciones como la revista Emigre.

Otro notable diseñador de finales del siglo XX es Milton Glaser, que diseñó la inconfundible campaña I Love NY (1973), y un famoso cartel de Bob Dylan (1968). Glaser tomó elementos de la cultura popular de los sesenta y setenta.
Los avances de principios del siglo veinte fueron fuertemente inspirados por avances tecnológicos en impresión y en fotografía. En la última década del mismo siglo, la tecnología tuvo un papel similar, aunque esta vez se trataba de ordenadores. Al principio fue un paso atrás. Zuzana Licko comenzó a usar ordenadores para composiciones muy pronto, cuando la memoria de los ordenadores se medía en kilobytes y las tipografías se creaban mediante puntos. Ella y su marido, Rudy VanderLans, fundaron la pionera revista Emigre y la fundición de tipos del mismo nombre. Jugaron con las extraordinarias limitaciones de los ordenadores, liberando un gran poder creativo. La revista Emigre se convirtió en la biblia del diseño digital.

David Carson es la culminación del movimiento contra la sobriedad y la contricción del diseño moderno. Algunos de sus diseños para la revista Raygun son intencionadamente ilegibles, diseñados para ser más experiencias visuales que literarias.

Fotografia

Todos los géneros fotográficos surgidos en momentos históricos anteriores tienen su continuación tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Especial relevancia presenta la evolución en estos años del periodismo fotográfico, en el ámbito de la fotografía documental y los nuevos diálogos que se establecen entre la fotografía y las artes plásticas, que comienzan a fundirse en la denominación genérica de artes visuales.
Asistimos, igualmente a la aparición de otros usos de la fotografía en este período, así como al desarrollo de nuevas visiones de la fotografía de paisaje y del empleo masivo de la fotografía en color, gracias a la obra de William Eggleston, entre otros autores.
En estos años merecen especial mención las obras de Robert Doisneau, W. Eugene Smith, Robert Frank, Diane Arbus, entre muchos otros.

Cronología


  • 1947: Se funda la Agencia Magnum: una cooperativa de fotógrafos preocupados por la manipulación de la información fotográfica en los medios de prensa, que se autoorganiza para controlar los temas a cubrir, y la edición fotográfica a la hora de su publicación.
  • 1950: nuevos procedimientos industriales permiten incrementar enormemente la velocidad y la sensibilidad a la luz de las películas en color y en blanco y negro. La velocidad de éstas últimas se elevó desde un máximo de 100 ISO hasta otro teórico de 5.000 ISO, mientras que en las de color se multiplicó por diez.
  • 1960: que los primeros VTR (Video Tape Recorder que en 1951, ya eran capaces de capturar imágenes de televisión, convertirlas en una señal eléctrica y guardarlas en soportes magnéticos) son utilizados por NASA, para captar las primeras fotografías electrónicas de Marte.
  • 1969: es considerado el inicio de la carrera digital. Willard Boyle y George Smith diseñan la estructura básica del primer CCD (acrónimo de Charge Couple Device ó Dispositivo de Carga Acoplada) Este dispositivo CCD planteado como un sistema para el almacenamiento de información es utilizado un año más tarde, por los laboratorios Bell como sistema para capturar imágenes al construir la primera videocámara.

Tipografía

Hacia 1950 se ponen a punto las primeras máquinas de fotocomposición, y en 1967 la primera fotocomponedora con tubo catódico para lograr altas velocidades.

Los tipógrafos de este momento dependen de las nuevas tecnologías, y por encargo de las grandes casas de composición se comienzan a desarrollar tipos muy versátiles y con familias muy extensas, generalmente góticos. Es el caso de Univers, concebida en 1950 para la composición en metal y para la fotocomposición al mismo tiempo. Fue diseñada por Adrian Frutiger con casi veinte variaciones de un mismo ojo de palo seco.

Helvetica es un diseño de Max Meidinger en 1957, que se ha convertido en un estándar de las modernas impresoras láser. Por otro lado, por su legibilidad en titulares, ha alcanzado una gran difusión en señalización, educación u publicaciones técnicas.


Optima es, como Cooperplate, a principios de siglo, una letra singular por sus pies abocinados. Sugiere un pie que realmente no existe, lo que hace difícil enmarcarla entre las con serif o entre la sin serif. En realidad, no es importante saber a que grupo pertenece; es más interesante reseñar sus virtudes: gran legibilidad en cuerpos pequeños y las ventajas de las góticas en cuerpos mayores.

Novarese entre 1952 y 1960, desarrolla Microgamma y Euroestile, tipos de palo seco, pero con un marcado carácter cuadrangular, a diferencia de sus antecesores góticos.

En los años 60 y 70 transcurrió un periodo «psicodelico». Este fue el detonante y la inspiración de los nuevos caligrafos y diseñadores de tipos, tales como Donald Jackson en Inglaterra y Herb Lubalin en EE.UU. Avant Garde fue diseñada por Herb Lubalin en 1962. Es una letra con un estilo muy marcado para titulares (para ello fue concebida), pero cansada e ineficaz en texto corrido. La Lubalin es una variante serif desarrollada por el propio Lubalin.

A lo largo de los años 70 continuó esta efervescencia caligrafica y en 1973 se instala en EE.UU., en el periódico Hartford Courant con la primera fotocompenedora láser.

En Suiza, en 1974, se comienza a manipular los caracteres en sus dos dimensiones, estirándose o ensanchandose los tipos a voluntad mediante anamorfosis. Este factor, que determinó la llamada segunda generación de la fotocomposición, supuso también el principio del fin del sistema tipográfico tradicional.

Progresivamente, la fotocomposición, y más tarde la autoedición, han desplazado casi definitivamente a los sistemas de composición en metal.

Escultura

Siglo XX 

En la escultura del siglo XX coexistieron una corriente conservadora y una tendencia innovadora. Dentro de esta última pueden reconocerse dos direcciones: la del expresionismo y la del abstraccionismo, que a su vez se expresó en formas geométricas puras (que también se utilizaban por la escultura figurativa del cubismo) o en las más fluidas de la escultura orgánica.

Escultura contemporánea en España


La escultura española del siglo XIX estuvo dominada por los encargos institucionales, en los que destacaron Ponciano Ponzano, Ricardo Bellver, Aniceto Marinas o Mariano Benlliure.
En el primer tercio del siglo XX se pueden identificar varias tendencias: Manuel Martínez Hugué (seguidor de Maillol) y Mateo Hernández (de August Gaul) trabajaron en Francia. José Clará, José Llimona y Enrique Casanovas han sido identificado con la corriente idealista, o con el modernismo catalán.3 El palentino Victorio Macho, el bilbaino Nemesio Mogrovejo o el cordobés Mateo Inurria han sido identificados con la corriente clasicista abierta a la vanguardia. Más realistas, tradicionalistas, casticistas o costumbristas son el catalán Julio Antonio, el segoviano Emiliano Barral, el cacereño Enrique Pérez Comendador o el gallego Francisco Asorey.


Los principales escultores vanguardistas anteriores a la Guerra Civil Española (1936) fueron Julio González, Alberto Sánchez Pérez y Pablo Gargallo. Los pintores Salvador Dalí, Joan Miró y Pablo Ruiz Picasso también realizaron obra escultórica.
Durante el franquismo destacó un grupo de escultores vascos (Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Agustín Ibarrola) y el aragonés Pablo Serrano.


La escultura española fue siempre de las más fuertes y respetadas del mundo. La presencia en ella de figuras de la talla de Julio Gonzalez, Pablo Gargallo, Alonso Cano, Jorge Oteiza, Baltasar Lobo, Juan de Juni, Venancio Blanco, Mariano Benlliure, Inocencio Berruguete, Josep Clará, Vitorio Macho o Pablo Palazuelo. Pusieron la categoría de los escultores españoles en el mundo, La mas antigua fundición de bronces artísticos en Madrid fue la de Codina hermanos en la que se hacían procesos de fundición a la cera perdida y a la arena. EA raíz de los setenta empezó con mucha fuerza la fundición de Capa situada en el pueblo de Alcorcón , dedicándose a perfeccionar las técnicas de ceras perdidas, e introduciendo nuevas técnicas de centrifugación hasta el momento utilizada solo en pequeños formatos especialmente para la fundición de joyería, llevándose Capa con él una parte de los escultores del momento. Puede decirse que ambas fundiciones reunieron en su entorno a lo más granado de la escultura contemporánea española. Ambas fundiciones fueron una escuela para posteriores fundiciones que se montaron en Madrid a raíz de la independencia de obreros, que habiendo aprendido de ellos el oficio, se instalaron por su cuenta como por ejemplo, la Fundición de Bronces Artísticos del Polígono Industrial de San Fernando de Henares en cercana al pueblo de Torrejon –Madrid-.

Op-art


El Op art, también conocido como optical art, es un estilo1 de arte visual que hace uso de ilusiones ópticas.

En las obras de op art el observador participa activamente moviéndose o desplazándose para poder captar el efecto óptico completamente, por tanto se puede decir que no existe ningún aspecto emocional en las obras. Los elementos dominantes del arte óptico son: líneas paralelas rectas o sinuosas, los contrastes cromáticos marcados, ya sean, poli o bi-cromáticos, los cambios de forma o tamaño, la combinación o
repetición de formas o figuras; también utiliza figuras geométricas simples como rectángulos, cuadrados, triángulos o círculos. Tras la Segunda Guerra Mundial aparece una nueva generación de artistas abstractos. No sólo se preocupan por comunicar con sus obras un sentimiento, sino que exigen del espectador una actitud activa. En sus obras el ojo debe estar mirando una obra que se mueve, buscando el principio y el fin. El op-art es un movimiento pictórico mientras que el arte cinético es más bien escultórico. En esta época el centro del arte es, definitivamente, Nueva York. En el op-art se encuentra Víctor Vasarely: Triond, Supernova, Yaacov Agam, con sus cuadros en relieve, Doble metamorfosis III, Bridget Riley: Current, Jeffrey Steele: La volta, Richard Anuszkiewicz: Iridiscencia, Michael Kidner: Azul, verde, violeta y marrón. Estos Op-Art Artistas Jesús-Rafael Soto, Carlos Cruz Diez, Youri Messen-Jaschin, Julio Le Parc, Zanis Waldheims.


Arte cinético


El arte cinético, es una corriente de arte en que las obras tienen movimiento o parecen tenerlo.

Escultura cinética


El arte cinético y el arte óptico son corrientes artísticas basadas en la estética del movimiento. Está principalmente representado en el campo de la escultura donde uno de los recursos son los componentes móviles de las obras. Pictóricamente, el arte cinético también se puede basar en las ilusiones ópticas, en la vibración retiniana y en la imposibilidad de nuestro ojo de mirar simultáneamente dos superficies coloreadas, violentamente contrastadas. Op Art. Las primeras manifestaciones de arte cinético se dan en los años 1910, en el movimiento futurista y en ciertas obras de Marcel Duchamp. Más adelante, Alexander Calder inventa el móvil, un tipo de escultura formada por alambre y pequeñas piezas de metal suspendidas que son movidas ligeramente por el desplazamiento del aire ambiente. La expresión arte cinético es adoptada hacia 1954, para designar las obras de arte puestas en movimiento por el viento, los espectadores y/o un mecanismo motorizado.

El arte cinético fue una corriente muy en boga desde la mitad de los 60 hasta mediados de los 70.
Es una tendencia de las pinturas y las esculturas contemporáneas creadas para producir una impresión de movimiento. El nombre tiene su origen en la rama de la mecánica que investiga la relación que existe entre los cuerpos y las fuerzas que sobre ellos actúan. Este término apareció por primera vez en 1920 cuando Gabo en su Manifiesto Realista rechazó “el error heredado ya del arte egipcio, que veía en los ritmos estáticos el único medio de creación plástica” y quiso reemplazarlos por los ritmos cinéticos: “formas esenciales de nuestra percepción del tiempo real”. Utilizó esta expresión coincidiendo con su primera obra cinética, que era una varilla de acero movida por un motor y da valor al término utilizado hasta ese momento en la física mecánica y en la ciencia, pero comienza a utilizarse de forma habitual a partir del año 1955. Hoy en día se conoce como arte cinético, aquellas obras que causan al espectador movimiento e inestabilidad, gracias a ilusiones ópticas, que cambian de aspecto según el punto desde el que son contempladas o por la luz que reciban (un ejemplo pueden ser los anuncios luminosos). También están incluidos dentro de este movimiento los móviles sin motor y las construcciones tridimensionales con movimiento mecánico.

Características


  • El arte cinético se basa en la búsqueda de movimiento, pero en la mayoría de las obras el movimiento es real, no virtual.
  • Para realizar la obra el artista se plantea y sigue una estructura rigurosamente planificada.
  • La mayoría de las obras cinéticas son tridimensionales, se despegan del plano bidimensional.
  • Los recursos para crear movimiento son casi infinitos, tales como el viento, el agua, motores, luz, electromagnetismo.
  • Busca la integración entre obra y espectador.


Tipos de arte cinético


Existen diferentes tipos de obras cinéticas de acuerdo con la manera que produzca sensación de movimiento

  • Los estables: Son aquellas obras cuyos elementos son fijos, dispuestos de tal manera que el espectador deba rodearlos para percibir el movimiento.
  • Los móviles: Son obras que producen un movimiento real debido a diferentes causas, cambiando su estructura constantemente.