El Expresionismo abstracto es un movimiento pictórico
contemporáneo dentro de la abstracción, en concreto, las tendencias
informalistas y matéricas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Surgió en
los años 40 durante el siglo XX en Estados Unidos y se difundió, décadas
después, por todo el mundo. Se considera el primer movimiento genuinamente
estadounidense dentro del arte abstracto, y ejemplo del liderazgo que, en
materia de artes plásticas, asumió Estados Unidos después de la Segunda Guerra
Mundial. Por ello fue directamente financiado por la CIA en el contexto de la
Guerra fría.
Terminología
Los críticos estadounidenses pronto captaron la emergencia
de este nuevo estilo, destacando Clement Greenberg, que escribió en The Nation
y Partisan review, así como Harold Rosenberg y Thomas B. Hess. Fueron estos
críticos los que hablaron de American type painting, Abstract expressionism,
Action painting, Drip painting o Gestural painting. Es al crítico Robert Coates
a quien se atribuye la acuñación del término abstract expressionism. No
obstante, los artistas de este movimiento rechazaron el término por entender
que su obra no era abstracta, en sentido estricto, y que no tenían ninguna
relación con el expresionismo alemán.
Dentro de este movimiento se encuentra la Action Painting
(«Pintura de Acción» o «pintura en acción», también traducido como «pintura
gestual»), término acuñado por el crítico Harold Rosenberg en el año 1952 para
referirse a la obra de artistas como Jackson Pollock, Franz Kline y Willem de
Kooning. Rosenberg lo propuso por vez primera en «American Action Painters»,
importante artículo publicado en Art News, vol. 51. Action painting y
expresionismo abstracto son términos que suelen usarse como sinónimos, aunque
no sean exactamente lo mismo.
Al Expresionismo abstracto también se lo conoce como Escuela
de Nueva York. No se trata propiamente de una escuela con un estilo común, sino
de una serie de artistas de convicciones semejantes y que compartían una serie
de técnicas pictóricas.
Características
Pueden señalarse como características formales de este
estilo, en primer lugar, su preferencia por los grandes formatos. Trabajaban
normalmente con óleo sobre lienzo.
Generalmente son abstractos en el sentido de que eliminan la
figuración. No obstante, hay excepciones y algunos emplean trazos figurativos,
apareciendo figuras reconocibles, como ocurre con las Mujeres de Willem de
Kooning. Las telas presentan un aspecto geométrico que las hace diferentes de
movimientos precedentes, como el surrealismo.
Una de las características principales de los expresionistas
abstractos es la concepción de la superficie de la pintura como all over
(cobertura de la superficie), para significar un campo abierto sin límites en
la superficie del cuadro: el espacio pictórico se trata con frontalidad y no
hay jerarquía entre las distintas partes de la tela.
El cromatismo suele ser muy limitado: blanco y negro, así
como los colores primarios: magenta, amarillo y cian. Los pintores
expresionistas que redujeron la obra a prácticamente un solo color, estaban ya
anticipando el arte minimal.
Este tipo de cuadros, con violentos trazos de color en
grandes formatos, presenta como rasgos distintivos la angustia y el conflicto,
lo que actualmente se considera que refleja la sociedad en la que surgieron
estas obras.
Orígenes
Varios son los factores que contribuyeron al surgimiento de
este movimiento como algo totalmente nuevo hacia principios de siglo xx.
En primer lugar, los elementos formales provinieron de la
abstracción post-cubista y del surrealismo. Y aunque los expresionistas
abstractos rechazaron tanto el cubismo como el surrealismo, lo cierto es que
resultaron muy influidos, sobre todo por el segundo de estos movimientos, en
sus primeras fases.
En segundo lugar, es un movimiento estadounidense que surge
en unas circunstancias problemáticas desde el punto de vista social: primero,
el crack de 1929 y la subsiguiente gran depresión, y después, la segunda guerra
mundial. Estas circunstancias explican, en parte, el contenido emocional de los
expresionistas abstractos. Ha de mencionarse organismos artísticos que
fomentaron las artes durante la época crítica de los años treinta: el FAP
(Federal Arts Project) y la WPA (Works Progress Administration). En estas
asociaciones artísticas se manifestaba el afán renovador del propio país
norteamericano, y en ellas trabajaron algunos pintores que después destacarían
como expresionistas abstractos. La pintura de la American scene típica de la
llamada «Ash Can School» se vincula a este expresionismo a través de la obra de
Arshile Gorky.
No pueden ignorarse, tampoco, las actividades de museos y galerías
de arte que promovieron la exposición pública de las obras de estos artistas.
Destaca sobre todo el nombre de la mecenas y coleccionista Peggy Guggenheim,
por entonces casada con el surrealista Max Ernst. Peggy Guggenheim fundó en
1942 «Art of this Century», galería de arte y museo en la que presentó la obra
de vanguardistas europeos y norteamericanos, promocionando la obra de los
expresionistas abstractos, por entonces completamente desconocidos. En ella se
celebraron las primeras exposiciones individuales de artistas como Jackson
Pollock o Mark Rothko. Cerró en 1946.
Finalmente, contribuyeron al surgimiento de este movimiento
los emigrados europeos que, en 1941, con el estallido de la guerra en Europa,
llegaron a Nueva York. Ya con anterioridad habían llegado a Estados Unidos los
dadaístas como Duchamp y Francis Picabia. Posteriormente, marcharon al
continente americano Hans Hofmann (1880-1966) y Josef Albers (1888-1976),
quienes destacaron por su labor docente.
Entre los recién llegados con motivo de la guerra mundial
estuvieron varios importantes artistas vanguardistas parisinos, provenientes
sobre todo del surrealismo, como el francés André Masson y el chileno Roberto
Matta (n. 1911). Con el estallido de la segunda guerra mundial en septiembre de
1939, Kurt Seligmann fue el primer surrealista europeo que llegó a Nueva York.
Muchos otros artistas europeos influyente siguieron su ejemplo y se refugiaron
en Nueva York, huyendo del nazismo: el neoplasticista Piet Mondrian, Léger, Max
Ernst, Yves Tanguy, el poeta Breton y Miró. Incluso Salvador Dalí, con su
esposa Gala, se trasladaron a los Estados Unidos en 1940. Es en este momento
cuando Nueva York se convierte en el centro artístico mundial desde donde
irradian las nuevas tendencias plásticas.
Se celebraron exposiciones conjuntas de estos artistas
exiliados con los emergentes artistas de la Escuela de Nueva York. Así, de
octubre a diciembre de 1942 se celebró la exposición surrealista The First
Papers of Surrealism, en la que junto a surrealistas europeos expusieron
William Baziotes, David Hare y Robert Motherwell.
Los expresionistas tomaron del surrealismo aquello que de
automático tenía el acto de pintar, con sus referencias a los impulsos
psíquicos y el inconsciente. Pintar un cuadro era menos un proceso dirigido por
la razón y más un acto espontáneo, una acción corporal dinámica. Les interesó,
pues, el «automatismo psíquico» que hiciera salir de su mente símbolos y
emociones universales.
No es extraño que les interesara entonces el surrealismo más
simbólico y abstracto, el de Miró, Arp, Masson, Matta, Wolfgang Paalen y Gordon
Onslow Ford, más que el surrealismo figurativo. De ellos tomaron las formas
orgánicas y biomórficas.